— Oites Tola, me parece muy mal hecho que estemos comprando el libro de Virginia Vallejo piratiao.
— No lo vamos a comprar Maruja, despensionate… Le decimos al tipo que lo preste pa fotocopialo… Además los libros piratas tienen la ventaja que se les zafan las hojas y entonces lo podemos leer las dos al mismo tiempo.
— ¿Y cuál es el arrebato tuyo de leer ese libro? Vos que no leés ni las contraindicaciones de los remedios.
— A ver si Virginia me menciona… No se te olvide que yo fui sirvienta en la hacienda Nápoles cuando ella era la “movia” de Pablo.
— ¿Y verdá Tola que en ese libro Virginia cuenta que Pablo le presentó a Uribe?
— Supongamos que sí, que no creo… Supongamos que Pablo le presentó Uribe a Virginia… Apostar que Álvaro acetó por pura ingenuidá, por bisoño… Uribe era un muchacho tímido, con cara de seminarista y con la única ambición de llegar a ser algún día presidente de Colombia por tres períodos consecutivos.
— Y pasó de tímido a temido…
— En cambio doña Virginia, que me la envuelvan… Es que yo la conocí Maruja, y te digo enteramente que me trataba como una sirvienta.
— ¿Y no eras pues la sirvienta?
— Sí, pero toda sirvienta quiere que la traten como una sera humana…
— ¿Sera?
— Es el femenino de “ser”… Acordate de la igualdá de género, digo de génera… En fin, sigamos… Virginia era muy abusiva y me trataba como si yo fuera otra más del zoológico de Pablo.
— Ni culpala: vos con esa cara de comadreja.
— No tenía ni consideración con los pobres animales… Figurate que usaba la bolsa del canguro de revistero… Y me mandaba que le trajera la Cromos y yo detrás de ese canguro.
— Y me imagino que Pablo la complacía en todo.
— Era muy contemplada… Una vez se antojó de sudao de avestruz… ¡Qué voleo Maruja bendita! La mera rellenada del pescuezo me ocupó medio día.
— Pero decime Tola, ¿Virginia sí estaba enamorada de Pablo?
— Vos sabés Maruja que los hampones tienen un no sé qué que vuelve locas a las viejas… Bobas nosotras que nos enamoramos de un par de sorombáticos: Ananías mi marido no tiene ni un comparendo por mal peatón…
— Y el mío: más peligroso un banano.
— Yo me gustaría preguntale a Virginia si ella se hubiera enamorao de Pablo si él fuera, por ejemplo… un vendedor de minutos.
— ¡Ya voy Toño! … Interés cuánto valés. Dicen que la Vallejo publicó ese libro porque está más pobre que las hormigas.
— ¿Qué haría Virginia todo el platal que le dio Escobar?
— Mal invertido: en las dos campañas de Serpa, en los discos de Amparo Grisales, en la Cadena Uno…
— A propósito de Serpa: dicen que puede perder la gobernación.
— No creo Tola que los santanderianos tengan corazón pa hacele eso a Horacio… Además arrecordate que Serpa cuenta con el apoyo de los caricaturistas.
— El que va parriba como volador sin palo es el locutor Güilian Vinasco.
— Pero metió las cuatro en una entrevista donde dijo que en la época de Hitler los alemanes sacaban a los judíos de las casas y que los pobres judíos se despedían diciendo: esta noche no me esperen…
— Me llamó mucho la atención lo que dijo el presidente de Irán: que en Irán no hay gays.
— Con razón las iraníes salen de velo y de burka… Claro, sin quién las peine ni las maquille. |
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