Envigado
- Esta es una visita de este diario para contar la vida urbana en barrios y municipios.
- En semana, jubilados ocupan este espacio. Viernes y sábados son los jóvenes y turistas.
- La dinámica de este lugar está matizada por las aves. Muchos se entretienen alimentándolas.
Los parques son para los municipios como las salas para las casas. Allí se recibe y se atiende a los visitantes. Además, son epicentro de gran actividad, pasatiempo y punto de encuentro para muchas personas; lugar ideal para rebuscarse unos pesitos y sitio de paso algunos. Por eso, allí convergen diferentes usos y el de Envigado no es la excepción.Son las tres de la tarde y Fabio González no ha lustrado todavía ni un cliente, pero eso parece no preocuparle.
Por el contrario, guarda su cajón con los elementos de trabajo en un establecimiento comercial y se dirige con tres bolsas blancas rumbo al parque.
Cuando pisa la parte central las palomas advierten su presencia y empiezan a revolotear y a seguirlo con la mirada.
Da unos pasos más y antes de sentarse en las escalas del atrio de la iglesia se ve rodeado por un centenar de palomas.
Cuando pisa la parte central las palomas advierten su presencia y empiezan a revolotear y a seguirlo con la mirada.
Da unos pasos más y antes de sentarse en las escalas del atrio de la iglesia se ve rodeado por un centenar de palomas.
Desde hace ocho años, Fabio González, un lustrabotas, les lleva a las palomas todos los días empanadas, buñuelos y palitos de queso que le regalan en Empanadas Antioqueñas. >>
Pone las bolsas a un lado y de una de ellas saca una empanada, la abre y de su interior saca un pedazo y se lo lleva a la boca.
Al ver que está buena, miga en sus manos el resto y lo lanza al suelo.
En pocos segundos es devorada por las palomas. Así, de forma sucesiva, se repite la acción durante una hora y media, tiempo que demora en vaciar casi la totalidad de las bolsas llenas, además, de buñuelos y palitos de queso, que desde hace ocho años le regalan en Empanadas Antioqueñas.
"Casi todo es para ellas pero también le doy a muchas personas que me piden para su consumo y para llevarle a unos sobrinos, porque son comestibles", dice Fabio.
Pero este no es el único que les lleva comida a las palomas.
Fabio cuenta que hay una señora que les lleva arroz o maíz y; otra, que tiene un negocio de crispetas, también les tira comida.
A un costado de la iglesia varias personas se dedican a vender minutos de celular.
Una de ellas es Luz Adriana Ocampo, una linda joven que hace dos meses realiza este trabajo para ayudarse con sus estudios de investigación judicial. "Somos muchos pero para todos hay", expresa Luz Adriana.
Entre semana, la gran mayoría de bancas son ocupadas por personas que están de "balde", pero algunas de ellas aprovechan su desocupe trabajando como comisionistas de propiedad Raíz.
"Aquí uno se entretiene y pasa el tiempo porque para nosotros los de la tercera edad ya la vida nos cambia mucho. También viene uno a distraerse, a calentarse un poco o a cambiar la rutina de la casa".
Al ver que está buena, miga en sus manos el resto y lo lanza al suelo.
En pocos segundos es devorada por las palomas. Así, de forma sucesiva, se repite la acción durante una hora y media, tiempo que demora en vaciar casi la totalidad de las bolsas llenas, además, de buñuelos y palitos de queso, que desde hace ocho años le regalan en Empanadas Antioqueñas.
"Casi todo es para ellas pero también le doy a muchas personas que me piden para su consumo y para llevarle a unos sobrinos, porque son comestibles", dice Fabio.
Pero este no es el único que les lleva comida a las palomas.
Fabio cuenta que hay una señora que les lleva arroz o maíz y; otra, que tiene un negocio de crispetas, también les tira comida.
A un costado de la iglesia varias personas se dedican a vender minutos de celular.
Una de ellas es Luz Adriana Ocampo, una linda joven que hace dos meses realiza este trabajo para ayudarse con sus estudios de investigación judicial. "Somos muchos pero para todos hay", expresa Luz Adriana.
Entre semana, la gran mayoría de bancas son ocupadas por personas que están de "balde", pero algunas de ellas aprovechan su desocupe trabajando como comisionistas de propiedad Raíz.
"Aquí uno se entretiene y pasa el tiempo porque para nosotros los de la tercera edad ya la vida nos cambia mucho. También viene uno a distraerse, a calentarse un poco o a cambiar la rutina de la casa".
<<Muchos de los visitantes del parque no se resisten a comprar o mirar las artesanías de Enviguaduas, un programa de la Alcaldía que apoya a jóvenes con problemas de drogadicción.
Hay padres de familia que traen sus hijos a pasar la tarde. Comen helados, chuzo, mangos, arepas de queso o crispetas, que los niños comparten con las palomas.
Cuenta Luz Adriana que los fines de semana el parque tiene otra dinámica.
Acude más gente joven y llegan grupos musicales que amenizan las tardes y las noches.
"Aquí acude mucha gente que le gusta la música y se arman tertulias los fines de semana.
Un ilustre visitante es Hernando, integrande del dúo Hernando y Yesid", señala.
Llegan grupos de guasquilandia, de carrilera y hasta ecuatorianos a tocar música andina, especialmente en diciembre.
En otro costado Iván Sepúlveda está rodeado de curiosos y clientes que miran los cachivaches que exhibe sobre una tela: relojes, audífonos, grabadoras, yo-yos, lapiceros... Vive de "cachivachear" hace 12 años. Compra, vende y hasta le regalan.
-Le vendo está cámara fotográfica-, le dice un señor.
-No tengo plata, le responde Iván. "Eso sí es difícil de vender", murmura, para que no lo escuche el oferente cuando este da la vuelta.
La tarde se va volando. Fabio, el lustrador y alimentador de las palomas, camina hacia otro lugar del parque, pero las palomas no se quedan desamparadas. Varios niños se entretienen arrojándoles crispetas. Es una tarde gris, pero ni la amenaza de lluvia hace que el parque de Envigado pierda su dinámica diaria.
Cuenta Luz Adriana que los fines de semana el parque tiene otra dinámica.
Acude más gente joven y llegan grupos musicales que amenizan las tardes y las noches.
"Aquí acude mucha gente que le gusta la música y se arman tertulias los fines de semana.
Un ilustre visitante es Hernando, integrande del dúo Hernando y Yesid", señala.
Llegan grupos de guasquilandia, de carrilera y hasta ecuatorianos a tocar música andina, especialmente en diciembre.
En otro costado Iván Sepúlveda está rodeado de curiosos y clientes que miran los cachivaches que exhibe sobre una tela: relojes, audífonos, grabadoras, yo-yos, lapiceros... Vive de "cachivachear" hace 12 años. Compra, vende y hasta le regalan.
-Le vendo está cámara fotográfica-, le dice un señor.
-No tengo plata, le responde Iván. "Eso sí es difícil de vender", murmura, para que no lo escuche el oferente cuando este da la vuelta.
La tarde se va volando. Fabio, el lustrador y alimentador de las palomas, camina hacia otro lugar del parque, pero las palomas no se quedan desamparadas. Varios niños se entretienen arrojándoles crispetas. Es una tarde gris, pero ni la amenaza de lluvia hace que el parque de Envigado pierda su dinámica diaria.
LA OPINION
“Aquí venimos los que estamos de balde, como en la mayoría de parques. Además, es un lugar ideal para pasar el tiempo y distraerse de la rutina diaria que hay en la casa”.
Hugo Guerra, habitante de Envigado.
“Aquí la gente viene a encontrarse con alguien, vienen las familias a pasar un rato agradable con los niños, vienen a misa, a pasar la tarde viendo la gente pasar o simplemente a conversar”.
Luz Adriana Ocampo, vendedora de minutos.Hugo Guerra, habitante de Envigado.
“Aquí la gente viene a encontrarse con alguien, vienen las familias a pasar un rato agradable con los niños, vienen a misa, a pasar la tarde viendo la gente pasar o simplemente a conversar”.
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