Tuesday, April 18, 2006

SOBRE "EL TESTAMENTO DEL PAISA"

Libro escrito por Agustín Jaramillo Londoño, consideráramos que es un maravilloso legado que se debe conservarse y divulgar, tanto para "los paisas", como para los simpatizantes y admiradores de Antioquia la Grande y su Folclor.

Si tu, amable lector, has tenido la suerte de pasar siquiera unas semanas en los campos de Antioquia y has charlado al amor de una lumbre del hogar, el campamento o el trapiche con esos nobles campesinos, rudos, sencillos, caballerosos y honrados a carta cabal; si en tu casa algún pariente o alguna vieja criada sabía antiguas canciones, cuentos, décimas, adivinanzas; si tú, en fin, viviendo entre nosotros has sabido amar como tuyo lo de todos, gustarás en este libro el sabor de los rústicos manjares montañeros sin adobos ni salsas extranjeras.

Todo el material de este volúmen es de primera mano, recogido directamente de viejos analfabetos que a su vez lo aprendieron cuando niños de otros viejos memoriosos y así hasta donde nadie sabe.
Uno de los personajes más famosos de nuestros cuentos es Pedro Rimales. Antioqueño de orígen español, como que ya en los Entremeses de Cervantes se le menciona de refilón; es conocido en casi todos los países de América, en cual más, en cual menos, pero en ninguno tanto como en Antioquia, en donde los viejos cuentan completas sus aventuras, tal y como aparece en este libro.

Que el folklore se puede acabar y el pueblo puede quedarse sin pan de tradición y desnudo desde el punto de vista cultural, es evidente. Un afán de salvar de la muerte lo más nuestro me ha impulsado por años a recogerlo. Van desapareciendo y quedando sin reemplazo los viejos contadores de cuentos, que dejaban a chicos y grandes embelesados hasta el amanecer por cuantas noches quisieran, mientras ellos saboreaban un cuento de cinco, diez o dieciséis noches, o varios cuentos en cada noche, sin esperar más paga que unos cuantos aguardienticos, tabacos y a veces, cuando mucho, la comida. Las sesiones son largas.

Los niños no pierden detalle y están quietos procurando pasar inadvertidos, para que no se les mande a dormir antes de que termine el cuento. El viejo, de ojos claros y vivaces, de larga barba nívea y de bigotes grandes y ahumados por el mucho tabaco, encarna todos los personajes que desfilan por la fábula : y canta y ríe y llora y vuela; ruge, silba, ladra, muge, nada, vence, muere, estalla y resucita. Su milagroso bordón de verraquillo, es durante el cuento culebra, escopeta, tiple, lazo, garrote, puente, ramillete de flores.
Lástima que estos viejos se nos mueran! Para que no todo se vaya con ellos a la tumba, yo he aparado de sus bocas las palabras, como aparaba de niño en la falda de mi camisa naranjas, guayabas y madroños...