— Oites Maruja, ¿verdá que murió el mimo francés don Marcel Marsó?
— Figurate Tola, qué pesar… Ese señor como era de querido y de callao… La esposa cuenta que nunca tuvieron ni un sí ni un no… Pero parece que fue una muerte muy bonita porque la norésica…
— ¿La norésica?
— Así le dicen a la muerte los muchachos de ahora… La nóresica llegó por don Marcel y él se fue detrás de ella haciéndole morisquetas y remedándole el caminao.
— Estoy muy atrasada de noticias, Maruja… Ayer me vine a enterar de la vendida del periódico El Tiempo, y eso gracias al bochinche que se armó entre El Tiempo y Pastrana.
— Es que Pastrana reventó sin mecha y llegó diciendo que Uribe está legalizando los narcos, y entonces El Tiempo le respondió que dejara de hablar perogrulladas.
— ¿Perogrulladas?
— Alias Perogrullo debe ser un mafioso.
— Hablando de narcos Tola, ¿cómo le estará yendo a Don Diego en ese barco?
— Quizque en estos días lo dejaron bañase en el mar y que cuando hundió la cara ai mismo salieron de güida los tiburones.
— Dicen que los narcos colombianos ya prefieren que los estraditen porque las cárceles gringas son mejores.
— ¡Uf! mil veces… Yo tengo un sobrino encanao en la USA, ¿te arrecordás de Froilán?
— Claro, el menor de Girlesa… ¿Ese no fue el que condenaron a dos cadenas perpetuas?
— Sí, pero se consiguió un abogao muy bueno y logró que se la rebajaran a una.
— ¿Y qué cuenta Froilán de la cárcel?
— Que muy buena, que las celdas son más amplias que una Vivienda de interés social.
— Volviendo a Pastrana, ¿cierto que llegó muy arrevolverao ese zurrón?
— Y que se tenga fino Uribe porque Andresito pa desacreditar no hay quién le ponga la pata… Pastrana es capaz de quitale la honra a la Inmaculada Conceción.
— Claro que ya El Tiempo le cantó la tabla a Pastrana y le dijo de todo: que era inútil pa varias cosas, o sea inúltiple… que cree que los libros muerden, que le prestaría un gran servicio al país yéndose al destierro…
— Siempre da guayabo Maruja que unos godos españoles se queden con un periódico colombiano.
— Tranquila Tola que ya los españoles dijeron que ellos son tan democráticos que piensan descoger el director de El Tiempo de una terna que les proponga El Espetador.
— Ve Maruja, vamos a Paloquemao por unas hojas de salvia pa dale una bebida a Peñalosa pal dolor de estógamo, que quizque le duele de ver ese montón de lozas del Trasmileño más rajadas que jarrete de desplazao.
— El pobre Peñalosa anda desesperao bregando a demostrar que no es soberbio.
— Es que él en sí no es soberbio, lo que pasa es que es tan alto que se ve soberbio.
— Mejor dicho: un candidato a la Alcaldía de Bogotá que desde ya lo está afetando la altura.
— Peñalosa antes era más sencillo y saludaba a todos de beso, pero se estaba fregando de la coluna.
— Yo siendo Peñalosa me haría recortar las patas pa veme más humilde… Le pediría el favor a alias el Profe, ese paraco que caturaron acusao de descuartizar gente.
— Pero ya alias el Profe dijo que esa acusación no tiene pies ni cabeza.
— Oites Tola, ¿en qué paró lo del puerto de carbón en la isla de Barú?
— Ya la gente del turismo se calmó porque el gobierno les sugirió que podían aprovechar el polvillo pa organizar el Carnaval de blancos y negros. |
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