Thursday, March 27, 2008

LA CUMBIA CIENAGUERA!
Desde Colombia con amor!

Tuesday, March 18, 2008

NO NOS CONSTA... POR TOLA Y MARUJA

15 de Marzo de 2008

— Oites Tola, disculpá que te despierte, pero es que ya tengo el hombro entumido… Y además me estás babiando.

— Oites Tola, disculpá que te despierte, pero es que ya tengo el hombro entumido… Y además me estás babiando.

— Perdoná querida, es que estoy trasnochada… Anoche dormí muy mal porque tuve una pesadilla la berrionda.

— Ay Tola, no has dejao el maldingo vicio de jartar bandeja paisa por la noche y por eso te dan pesadillas… ¿Qué soñates?

— Dejá la bulla que de sólo acordarme se me paran los pelos… Soñé con la mano de Iván Ríos.

— ¡Uy!, qué susto… Contá.

— Yo resulté quizque montada en un yip con Uribito, el ministro de Agricultura, y que íbamos pa una finca que él me iba a regalar en los Llanos.

— Tan pinchada vos Tola al lado de esa lámina de hombre… Tené secate las babas y seguí.

— Cuando menos pensamos, al pie de la carretera había una mano echando dedo. Y Uribito no le quiso parar porque creyó que era una mano desplazada, pero cuando notó que tenía puesto un reloj Roles, pensó que era una mano ricachona y echó reversa.

— ¿Pero el Roles no lo tenía puesto era Raúl Reyes?

— Vos sabés Maruja que los sueños son una revoltura con más ingredientes que un vómito.

— ¿Y entonces?

— La mano se subió al yip y Uribito la saludó de mano: Mucho gusto, Andrés Felipe, un amigo más… Y la mano contestó: Iván Ríos, un enemigo menos.

— ¿Y qué cara tenía la mano?

— Pálida y con las uñas tan sucias como pa sembrar papas… A leguas se notaba que no conocía el maniquiur.

— ¿Y no le miraste la línea de la vida?

— De pronto nos paró un retén, pero de gente de civil, y se asomaron por la ventanilla y nos pidieron la firma pa la reeleción de Uribe.

— ¿Y la mano firmó?

— No, la mano les hizo pistola… Y no sé de dónde, Maruja bendita, la mano sacó una barbera y se la puso a Uribito en la yogular y le dijo: ¡Siga derecho pa Venezuela!

— ¿Una mano secuestradora?

— Y como vos sabés que los sueños sueños son, yo resulté quizque yo era Fanny Mickey.

— Tan de buenas vos Tola, rejuvenecida y al lado de ese ministro tan bizcocho.

— Entonces yo, hablando como Fanny, le dije a la mano: Oiga mano, deje de ser violenta y vaya mejor a ver tiatro.

— ¿Y qué dijo la mano?

— Contestó: Yo a tiatro tengo que ir emparejada, pa poder aplaudir.

~~~

— Hablando de tiatro, Tola, ¿verdá que en este Festival están presentando una obra de Chespier en que los actores salen todos sin ropa?

— Figurate… Es lo que llaman teatro “minimalista”, o sea que los actores ganan el mínimo.

— Seguime contando el sueño.

— Entonces llegando a Venezuela nos pusieron la mano Osama Bin Laden, Yair Klein, Sadam Huseín y el Chacal… Y más adelante recogimos al gobernador de Nueva York y una amiguita.

— ¿Y en qué terminó esa revoltura de sueño?

— En un descuido de la mano, Uribito se voló y entonces Uribe lo nombró Canciller, quizque porque ya era hora de renovar las anécdotas en ese Despacho.

— Ole Maruja, ¿vos estás de acuerdo con que le den la recompensa al tipo que entregó a Iván Ríos?

— Sí, pero que le entreguen la plata de la misma forma: por partes.




Fuente: www.elspectador.com ©

Saturday, March 15, 2008

¿Estamos esperando una gran tragedia?

  • La violencia en el fútbol es cada vez más irracional e indiscriminada. Si no se toman medidas radicales, tanto para los protagonistas como para los hinchas, el país está al borde de una gran tragedia.
  • El bochornoso incidente del fin de semana pasado fue visto por millones de testigos alrededor del mundo a través de las cadenas internacionales de noticias CNN y BBC, en un momento crucial para Colombia donde se habla de paz entre los países hermanos pero que irónicamente se demuestra lo contrario al interior.
Aunque no son nuevos, sí son cada vez más preocupantes los actos de violencia que se vienen presentando dentro del fútbol profesional colombiano, tanto en las canchas, como en las tribunas, y afuera de los estadios.

Hace unas semanas, en hechos separados, dos seguidores del América y del Nacional fueron asesinados en Bogotá y Medellín por hinchas radicales de otros equipos que los atacaron por el simple hecho de tener una camiseta del otro cuadro, incluso en días en que no había partidos.

Hace ocho días, en el Estadio Pascual Guerrero de Cali se vivió una jornada negra con violentos disturbios en la tribuna y una fenomenal gresca dentro de la cancha. Cuando jugaban contra el Cali, en el clásico vallecaucano, un nutrido grupo de hinchas del América se enfrentó con palos, piedras y cuchillos a la Policía e intentó ingresar al terreno de juego para agredir al árbitro y a los jugadores rivales.

En la cancha, el espectáculo no fue menos bochornoso. El técnico del América, Diego Umaña, golpeó a su colega del Cali, quien intentó responderle; mientras directivos y jugadores también se pelearon y agredieron al árbitro que había tomado la decisión, acertada por demás, de parar el partido debido a los graves incidentes en la tribuna.

Tras los lamentables hechos de Cali, las autoridades de la ciudad y del fútbol advirtieron sobre duras sanciones. Pero al final, con unas cuantas fechas de suspensión para el técnico Umaña y algunos jugadores y unas multas en dinero quedó saldada una cuenta que, por su gravedad, ameritaba un castigo ejemplarizante.

Estos últimos hechos de violencia en torno al fútbol se unen a muchos otros que ocurrieron el año anterior y que dejaron varios muertos y muchos daños.

Porque es un problema que crece cada vez más, porque las acciones de los desadaptados son cada vez más irracionales y descontroladas, la violencia en el fútbol pasó de las grescas dominicales en las tribunas, a ser un problema de orden público que ya se manifiesta dentro de las canchas, en las tribunas, en las afueras de los estadios, en los barrios de las ciudades y en las carreteras del país.

Se necesitan para combatir la violencia en el fútbol unas autoridades y una dirigencia del fútbol más drásticas a la hora de tomar medidas contra los revoltosos. El cierre de estadios, partidos a puerta cerrada y suspensiones por un año o de por vida, son sanciones que harán recapacitar a los que deseen seguir peleando.

Se necesita una justicia más pronta y efectiva para judicializar a los individuos que sean capturados en flagrancia protagonizando disturbios o actos de violencia en los estadios. Es necesario tener herramientas legales para sancionar a los menores de edad, frecuentemente protagonistas de estos hechos vandálicos.

La violencia está alejando a la gente de los estadios. Son muchas las personas que dejaron de ir por temor a quedar en medio de una trifulca. Por estos hinchas pacíficos, que son la mayoría, por rescatar para la familia, los niños y las mujeres el placer de ir a un partido, todos los estamentos del fútbol deben trabajar por atacar frontal y decididamente la violencia.

No esperemos a que, como en el pasado o como en otras latitudes, haya una tragedia con 20 o 30 muertos. El fútbol debe superar ese karma que tanto daño le hace para seguir siendo el más popular de los deportes y la pasión de millones de personas.

Editorial, El colombiano 2008

Tuesday, March 11, 2008

ENVIGADO PALPITA EN SU PARQUE

Por Juan Guillermo Duque
Envigado
  • Esta es una visita de este diario para contar la vida urbana en barrios y municipios.
  • En semana, jubilados ocupan este espacio. Viernes y sábados son los jóvenes y turistas.
  • La dinámica de este lugar está matizada por las aves. Muchos se entretienen alimentándolas.
Los parques son para los municipios como las salas para las casas. Allí se recibe y se atiende a los visitantes. Además, son epicentro de gran actividad, pasatiempo y punto de encuentro para muchas personas; lugar ideal para rebuscarse unos pesitos y sitio de paso algunos. Por eso, allí convergen diferentes usos y el de Envigado no es la excepción.Son las tres de la tarde y Fabio González no ha lustrado todavía ni un cliente, pero eso parece no preocuparle.

Por el contrario, guarda su cajón con los elementos de trabajo en un establecimiento comercial y se dirige con tres bolsas blancas rumbo al parque.

Cuando pisa la parte central las palomas advierten su presencia y empiezan a revolotear y a seguirlo con la mirada.

Da unos pasos más y antes de sentarse en las escalas del atrio de la iglesia se ve rodeado por un centenar de palomas.

Desde hace ocho años, Fabio González, un lustrabotas, les lleva a las palomas todos los días empanadas, buñuelos y palitos de queso que le regalan en Empanadas Antioqueñas. >>

Pone las bolsas a un lado y de una de ellas saca una empanada, la abre y de su interior saca un pedazo y se lo lleva a la boca.

Al ver que está buena, miga en sus manos el resto y lo lanza al suelo.

En pocos segundos es devorada por las palomas. Así, de forma sucesiva, se repite la acción durante una hora y media, tiempo que demora en vaciar casi la totalidad de las bolsas llenas, además, de buñuelos y palitos de queso, que desde hace ocho años le regalan en Empanadas Antioqueñas.

"Casi todo es para ellas pero también le doy a muchas personas que me piden para su consumo y para llevarle a unos sobrinos, porque son comestibles", dice Fabio.

Pero este no es el único que les lleva comida a las palomas.

Fabio cuenta que hay una señora que les lleva arroz o maíz y; otra, que tiene un negocio de crispetas, también les tira comida.

A un costado de la iglesia varias personas se dedican a vender minutos de celular.

Una de ellas es Luz Adriana Ocampo, una linda joven que hace dos meses realiza este trabajo para ayudarse con sus estudios de investigación judicial. "Somos muchos pero para todos hay", expresa Luz Adriana.

Entre semana, la gran mayoría de bancas son ocupadas por personas que están de "balde", pero algunas de ellas aprovechan su desocupe trabajando como comisionistas de propiedad Raíz.

"Aquí uno se entretiene y pasa el tiempo porque para nosotros los de la tercera edad ya la vida nos cambia mucho. También viene uno a distraerse, a calentarse un poco o a cambiar la rutina de la casa".

<<Muchos de los visitantes del parque no se resisten a comprar o mirar las artesanías de Enviguaduas, un programa de la Alcaldía que apoya a jóvenes con problemas de drogadicción.

Hay padres de familia que traen sus hijos a pasar la tarde. Comen helados, chuzo, mangos, arepas de queso o crispetas, que los niños comparten con las palomas.

Cuenta Luz Adriana que los fines de semana el parque tiene otra dinámica.

Acude más gente joven y llegan grupos musicales que amenizan las tardes y las noches.

"Aquí acude mucha gente que le gusta la música y se arman tertulias los fines de semana.

Un ilustre visitante es Hernando, integrande del dúo Hernando y Yesid", señala.

Llegan grupos de guasquilandia, de carrilera y hasta ecuatorianos a tocar música andina, especialmente en diciembre.

En otro costado Iván Sepúlveda está rodeado de curiosos y clientes que miran los cachivaches que exhibe sobre una tela: relojes, audífonos, grabadoras, yo-yos, lapiceros... Vive de "cachivachear" hace 12 años. Compra, vende y hasta le regalan.

-Le vendo está cámara fotográfica-, le dice un señor.

-No tengo plata, le responde Iván. "Eso sí es difícil de vender", murmura, para que no lo escuche el oferente cuando este da la vuelta.

La tarde se va volando. Fabio, el lustrador y alimentador de las palomas, camina hacia otro lugar del parque, pero las palomas no se quedan desamparadas. Varios niños se entretienen arrojándoles crispetas. Es una tarde gris, pero ni la amenaza de lluvia hace que el parque de Envigado pierda su dinámica diaria.

LA OPINION

“Aquí venimos los que estamos de balde, como en la mayoría de parques. Además, es un lugar ideal para pasar el tiempo y distraerse de la rutina diaria que hay en la casa”.
Hugo Guerra, habitante de Envigado.

“Aquí la gente viene a encontrarse con alguien, vienen las familias a pasar un rato agradable con los niños, vienen a misa, a pasar la tarde viendo la gente pasar o simplemente a conversar”.
Luz Adriana Ocampo, vendedora de minutos.

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