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Thursday, October 15, 2009

Colombia
Otra vez por fuera del Mundial

Vuelve y juega la decepción por la Selección Colombia. Tras una bochornosa eliminatoria, nos quedamos otra vez por fuera de la fiesta del Mundial. No hay cabida para más disculpas, se necesita un proceso nuevo, serio, estructurado, que le devuelva a nuestro fútbol el buen juego y los excelentes resultados que alguna vez tuvo.

EL COLOMBIANO - 15 de octubre de 2009

Por tercera vez consecutiva y tras una nueva y lamentable eliminatoria, la Selección Colombia se volvió a quedar por fuera de la gran fiesta. A mediados del próximo año, el universo del fútbol tendrá su cita máxima en el Mundial de Sudáfrica y 32 países podrán estar con sus equipos disputando el máximo torneo del balompié. Nosotros lo tendremos que ver una vez más, por televisión, haciéndole fuerza a equipos ajenos al corazón.

Desde 1998, terminado el Mundial de Francia, el fútbol colombiano perdió su rumbo y dejó atrás esa época gloriosa durante la cual asistimos a tres mundiales seguidos y fuimos animadores. La mediocridad se volvió a instalar en los estadios y regresamos a los últimos lugares de la tabla de posiciones, a las victorias morales que no clasifican a nada y a los escándalos por violencia y chanchullos, dentro y fuera de las canchas.

El séptimo lugar entre diez de la actual eliminatoria y las desastrosas presentaciones de nuestro combinado son un nuevo fracaso. La Selección tuvo un proceso lleno de improvisaciones, de malas decisiones, de errores del pasado que se repitieron y de disculpas mil veces escuchadas.

En torno a la debacle de nuestra selección gravitan muchas dudas. Falta de entrega de los jugadores, poca capacidad de los técnicos, manejos amañados de los directivos e interferencias dañinas de empresarios y periodistas.

Por eso es el momento de hacer un corte drástico y arrancar de cero. Se necesita un proyecto a largo plazo, serio, estructurado, sin posibilidades de fisuras, con una sola ciudad sede para entrenar y jugar los partidos. Nos gusta el modelo chileno, con un técnico extranjero sin reparos, trabajador incansable, que no se deja manipular ni de los jugadores ni de los directivos. En estos últimos también se necesita una renovación. Siempre son los mismos con las mismas, repitiendo errores y ofreciendo pobres resultados.

Nuestro fútbol está urgido de un cambio extremo en todas sus categorías y competiciones. Hay que revisar el torneo colombiano. Su nivel es paupérrimo, el calendario es perjudicial para los procesos de selección y es una burla la norma para motivar la salida de nuevos talentos. La alteración en la edad de algunos jugadores es un problema gigante, que nos puede traer dolorosas consecuencias internacionales.

Una vez pase Sudáfrica, el próximo año, el siguiente mundial tendrá como sede a Brasil. El compromiso y las oportunidades para nuestra selección serán mayores. Por cercanía, será una cita propicia para que los fanáticos del fútbol puedan vivir un acontecimiento de estos. Por eso, el nuevo proceso de selecciones debe empezar ya, sin retrasos, sin disculpas, decididamente.

Saturday, March 15, 2008

¿Estamos esperando una gran tragedia?

  • La violencia en el fútbol es cada vez más irracional e indiscriminada. Si no se toman medidas radicales, tanto para los protagonistas como para los hinchas, el país está al borde de una gran tragedia.
  • El bochornoso incidente del fin de semana pasado fue visto por millones de testigos alrededor del mundo a través de las cadenas internacionales de noticias CNN y BBC, en un momento crucial para Colombia donde se habla de paz entre los países hermanos pero que irónicamente se demuestra lo contrario al interior.
Aunque no son nuevos, sí son cada vez más preocupantes los actos de violencia que se vienen presentando dentro del fútbol profesional colombiano, tanto en las canchas, como en las tribunas, y afuera de los estadios.

Hace unas semanas, en hechos separados, dos seguidores del América y del Nacional fueron asesinados en Bogotá y Medellín por hinchas radicales de otros equipos que los atacaron por el simple hecho de tener una camiseta del otro cuadro, incluso en días en que no había partidos.

Hace ocho días, en el Estadio Pascual Guerrero de Cali se vivió una jornada negra con violentos disturbios en la tribuna y una fenomenal gresca dentro de la cancha. Cuando jugaban contra el Cali, en el clásico vallecaucano, un nutrido grupo de hinchas del América se enfrentó con palos, piedras y cuchillos a la Policía e intentó ingresar al terreno de juego para agredir al árbitro y a los jugadores rivales.

En la cancha, el espectáculo no fue menos bochornoso. El técnico del América, Diego Umaña, golpeó a su colega del Cali, quien intentó responderle; mientras directivos y jugadores también se pelearon y agredieron al árbitro que había tomado la decisión, acertada por demás, de parar el partido debido a los graves incidentes en la tribuna.

Tras los lamentables hechos de Cali, las autoridades de la ciudad y del fútbol advirtieron sobre duras sanciones. Pero al final, con unas cuantas fechas de suspensión para el técnico Umaña y algunos jugadores y unas multas en dinero quedó saldada una cuenta que, por su gravedad, ameritaba un castigo ejemplarizante.

Estos últimos hechos de violencia en torno al fútbol se unen a muchos otros que ocurrieron el año anterior y que dejaron varios muertos y muchos daños.

Porque es un problema que crece cada vez más, porque las acciones de los desadaptados son cada vez más irracionales y descontroladas, la violencia en el fútbol pasó de las grescas dominicales en las tribunas, a ser un problema de orden público que ya se manifiesta dentro de las canchas, en las tribunas, en las afueras de los estadios, en los barrios de las ciudades y en las carreteras del país.

Se necesitan para combatir la violencia en el fútbol unas autoridades y una dirigencia del fútbol más drásticas a la hora de tomar medidas contra los revoltosos. El cierre de estadios, partidos a puerta cerrada y suspensiones por un año o de por vida, son sanciones que harán recapacitar a los que deseen seguir peleando.

Se necesita una justicia más pronta y efectiva para judicializar a los individuos que sean capturados en flagrancia protagonizando disturbios o actos de violencia en los estadios. Es necesario tener herramientas legales para sancionar a los menores de edad, frecuentemente protagonistas de estos hechos vandálicos.

La violencia está alejando a la gente de los estadios. Son muchas las personas que dejaron de ir por temor a quedar en medio de una trifulca. Por estos hinchas pacíficos, que son la mayoría, por rescatar para la familia, los niños y las mujeres el placer de ir a un partido, todos los estamentos del fútbol deben trabajar por atacar frontal y decididamente la violencia.

No esperemos a que, como en el pasado o como en otras latitudes, haya una tragedia con 20 o 30 muertos. El fútbol debe superar ese karma que tanto daño le hace para seguir siendo el más popular de los deportes y la pasión de millones de personas.

Editorial, El colombiano 2008