Vuelve y juega la decepción por la Selección Colombia. Tras una bochornosa eliminatoria, nos quedamos otra vez por fuera de la fiesta del Mundial. No hay cabida para más disculpas, se necesita un proceso nuevo, serio, estructurado, que le devuelva a nuestro fútbol el buen juego y los excelentes resultados que alguna vez tuvo.EL COLOMBIANO - 15 de octubre de 2009
Por tercera vez consecutiva y tras una nueva y lamentable eliminatoria, la Selección Colombia se volvió a quedar por fuera de la gran fiesta. A mediados del próximo año, el universo del fútbol tendrá su cita máxima en el Mundial de Sudáfrica y 32 países podrán estar con sus equipos disputando el máximo torneo del balompié. Nosotros lo tendremos que ver una vez más, por televisión, haciéndole fuerza a equipos ajenos al corazón.
Desde 1998, terminado el Mundial de Francia, el fútbol colombiano perdió su rumbo y dejó atrás esa época gloriosa durante la cual asistimos a tres mundiales seguidos y fuimos animadores. La mediocridad se volvió a instalar en los estadios y regresamos a los últimos lugares de la tabla de posiciones, a las victorias morales que no clasifican a nada y a los escándalos por violencia y chanchullos, dentro y fuera de las canchas.
El séptimo lugar entre diez de la actual eliminatoria y las desastrosas presentaciones de nuestro combinado son un nuevo fracaso. La Selección tuvo un proceso lleno de improvisaciones, de malas decisiones, de errores del pasado que se repitieron y de disculpas mil veces escuchadas.
En torno a la debacle de nuestra selección gravitan muchas dudas. Falta de entrega de los jugadores, poca capacidad de los técnicos, manejos amañados de los directivos e interferencias dañinas de empresarios y periodistas.
Por eso es el momento de hacer un corte drástico y arrancar de cero. Se necesita un proyecto a largo plazo, serio, estructurado, sin posibilidades de fisuras, con una sola ciudad sede para entrenar y jugar los partidos. Nos gusta el modelo chileno, con un técnico extranjero sin reparos, trabajador incansable, que no se deja manipular ni de los jugadores ni de los directivos. En estos últimos también se necesita una renovación. Siempre son los mismos con las mismas, repitiendo errores y ofreciendo pobres resultados.
Nuestro fútbol está urgido de un cambio extremo en todas sus categorías y competiciones. Hay que revisar el torneo colombiano. Su nivel es paupérrimo, el calendario es perjudicial para los procesos de selección y es una burla la norma para motivar la salida de nuevos talentos. La alteración en la edad de algunos jugadores es un problema gigante, que nos puede traer dolorosas consecuencias internacionales.
Una vez pase Sudáfrica, el próximo año, el siguiente mundial tendrá como sede a Brasil. El compromiso y las oportunidades para nuestra selección serán mayores. Por cercanía, será una cita propicia para que los fanáticos del fútbol puedan vivir un acontecimiento de estos. Por eso, el nuevo proceso de selecciones debe empezar ya, sin retrasos, sin disculpas, decididamente.
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