Por ANDRÉS JIMÉNEZ en Kienyke
Mucha tinta se ha regado en los últimos días, con lo que pareciera ser una fuerte reacción de los antioqueños a varias decisiones por parte de autoridades nacionales, que ven como contrarias a sus intereses. La decisión del Procurador General de la Nación de revisar la construcción de las Autopistas de la Montaña por parte de ISA, la decisión del Ministro del Medio Ambiente de mirar con lupa los temas de licencia ambiental para el túnel que uniría el aeropuerto José María Córdoba con Medellín, y los anuncios del Ministro de Agricultura frente a la aplicación de la Ley de Restitución de Tierras y la ya famosa marcha de Necoclí, son apenas tres ejemplos. Las cabezas visibles de diarios antioqueños como El Mundo y El Colombiano han salido públicamente a quejarse, por lo que consideran una actitud discriminatoria contra los paisas, lo que fácilmente puede interpretarse como una “retaliación antiuribista”, dada la recuperación económica que vivieron Medellín y toda Antioquia durante los ocho años de Presidencia de Álvaro Uribe -sobra decirlo- antioqueño de pura cepa.
Más allá de lo que pueda haber de verdad o de telenovela en todo este episodio -delicado dada la “Guerra Fría” que impera entre santistas, y uribistas y otros tantos “istas”- hay hechos tozudos que paradójicamente demuestran todo lo contrario: lo que está pasando en las principales ciudades de Colombia, es la claridad de que el modelo a seguir en varios frentes es el modelo paisa.
Donde esto es más relevante, es a nivel del problema más complicado que enfrentan las grandes ciudades latinoamericanas: la movilidad. Para nadie es un secreto que Medellin es la ciudad con el mejor sistema de transporte masivo urbano, posiblemente de toda América Latina, gracias a que desde muy temprano acogió la llamada multimodalidad: Metro en corredores de alta densidad, MetroCable en las áreas montañosas, buses tipo “TransMilenio” -pero a gas- en los corredores anchos con el recientemente inaugurado MetroPlus, y dos líneas de Tranvía, en Ayacucho y Avenida 80, los dos primeros “corredores verdes” de Colombia.
Gustavo Petro en Bogotá, claramente ha entendido que el modelo paisa es el modelo a seguir, y por eso está impulsando el Metro con una extensión a Suba, varios sistemas de Cable en el sur de Bogotá, nuevas troncales de TransMilenio en la 68 y la Boyacá, y lo que ha bautizado Metro Ligero, que no es otra cosa que la tecnología Tram Tren que circulará por el occidente desde Facatativá, Madrid, Mosquera, Fontibón hasta la Estación de la Sabana, y desde el norte Zipaquirá y Tocancipá hasta Chía, ingresando a la carrera Séptima en la 127 en dirección sur hasta la 13, donde empata con la vía de Faca. Esto, por no mencionar su propuesta de copiar el modelo paisa de las Empresas Públicas de Medellín, y de hacer un corredor escolar y universitario -con Metro Ligero incluído-, en los terrenos de la Avenida Longitudinal de Occidente, la ALO.
Pero no se trata solamente de Gustavo Petro. Barranquilla, en cabeza de la muy popular alcaldesa Elsa Noguera, ha recibido el apoyo de aproximadamente 700.000 euros del gobierno de Francia -el llamado Fasep- para llevar a cabo un estudio técnico con el fin de determinar cuál será la tecnología para la siguiente fase de Transmetro, el sistema de transporte masivo de Barranquilla, en la Calle 30 que bordea el Río Magdalena desde la zona industrial hasta el municipio de Soledad: y todo parece indicar que por el volumen de pasajeros/hora/sentido de este corredor, será un Tranvía o un Metro de Superficie. Los expertos de Artelia, empresa europea con más de 100 años de experiencia y que hicieron estudios similares en Antofagasta; Chile y Ciudad de Guatemala determinarán cuál será la mejor tecnología a implantar.
Rodrigo Guerrero, Alcalde de Cali, tampoco se queda atrás. Con un corredor férreo que cruza toda la ciudad de norte a sur -de Yumbo a Jamundí- anunció desde la campaña su intención de realizar un complemento al sistema de transporte masivo de Cali, el MIO, con una línea de lo que podría ser un Tranvía, o un Tram Tren, la misma tecnología que Petro en Bogotá ha llamado Metro Ligero. Su intención sería la de eventualmente ampliar el sistema a Palmira y Candelaria.
En conclusión: la envidia mala se convierte en buena cuando se hacen a un lado críticas e intrigas y se pone manos a la obra para imitar lo que le ha dado éxito al vecino. Más allá de las teorías conspirativas que se mueven a nivel nacional, esta es una verdadera revolución que se está gestando donde el poder tiene más capacidad de realizar verdaderos cambios: en las grandes ciudades. Lo que estamos presenciando, es una revolución silenciosa y verde, una revolución paisa que ha entendido que la verdadera locomotora de la prosperidad, marcha sobre rieles. En buena hora.
3 comments:
The Paisa race, is phenomenal. This is a beautiful reality for Colombia and Latinoamerica.
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