Tuesday, October 28, 2008

¡Déjenos en paz!

“Mi bisabuelo era colombiano. El primer cargo diplomático de mi padre fue en Bogotá. Mi hermana nació en Bogotá. Me casé con colombiano hace 27 años y nuestra hija podrá optar por la nacionalidad colombiana cuando sea mayor de edad. Considero un privilegio tener muchos y muy buenos amigos colombianos tanto en Ecuador como en Colombia. Marché el 4 de febrero en Quito, codo a codo, con colombianos y ecuatorianos, durante la marcha mundial en repudio a las FARC y por la liberación de los rehenes. Entoné los cánticos con el mismo fervor colombiano. Sí, tengo vínculos afectivos muy fuertes con Colombia. Pero soy−a mucha honra−ecuatoriana”.

Artículo de la escritora María del Carmen Almeida,
publicado en El Comercio, de Quito


“Cuando Colombia incursionó en territorio ecuatoriano para desmantelar un campamento de las FARC, comprendí la desazón inicial ecuatoriana sobre todo porque no había mediado una autorización previa. Pero cuando me enteré del tamaño del campamento de las FARC; cuando supe el tiempo que ese campamento había estado en nuestro territorio (sin autorización previa supongo) y cuando todos nos enteramos que había muerto Raúl Reyes, un contumaz asesino terrorista, comprendí la posición colombiana. Y cuando el Presidente Correa rompió relaciones diplomáticas con esa nación tan cercana a mis afectos, no entendí nada. Entendí menos todavía cuando el Presidente Correa dio una conferencia de prensa conjunta con el Presidente Chávez, en la que sobraron los insultos de grueso calibre y menguaron la razón, la cordura y sobre todo, la verdad. Me indigné cuando mi marido, que ha dado empleo a decenas de ecuatorianos, ha pagado miles de dólares en impuestos y ha amado a esta su tierra adoptiva, lloró impotente ante tanto improperio.

Y cuando el Presidente Correa dijo, muy suelto de huesos, que la ruptura de relaciones diplomáticas no afectaba los fraternos vínculos entre ambos pueblos, supe que quien no entendía nada era él. Porque él no se enteró de los muchachos colombianos que no pudieron graduarse de colegio con sus compañeros porque tuvieron que salir en quema. Se hizo el desentendido ante los ataques xenófobos que ocurrieron en ambos países. Y desde luego, le importó un bledo la desazón, la tristeza, el desconcierto, la vergüenza de miles de ecuatorianos y colombianos residentes. Y por odiosas que sean las comparaciones el Presidente Correa quedó en cueros ante el Presidente Uribe, puesto que muchísimos ecuatorianos calificaron a este último como un Señor Presidente. Sí, mi padre tenía tanta razón cuando decía “señores hay pocos, poquísimos”. Es más, Rafael Correa ha llegado a ser economista, catedrático y Presidente de la República, pero pobrecito él, no llegará jamás a ser señor.

Pero lo peor estaba por venir. Cuando Chávez ya había desmovilizado sus tropas; cuando Ortega ya había dado asilo político a las guerrilleras sobrevivientes en la incursión colombiana al campamento de las FARC; cuando Correa ponía toda clase de trabas a la normalización de las relaciones entre ambos pueblos, el Estado colombiano liberó a Ingrid Betancourt y a varios rehenes de las FARC después de años de cautiverio. Sin un solo tiro. Sin un solo muerto. Me acuerdo que yo almorzaba con una amiga (ecuatoriana) cuando su hijo le llamó dichoso a contarle la noticia. Y en seguida le llamé a mi marido, quien dejó todo y se instaló a ver la cobertura en CNN. Cada cierto tiempo, me llamaba emocionadísimo a darnos detalles. El mundo entero se regocijaba. Todos lloramos de la emoción al ver por televisión el encuentro de Ingrid con sus hijos. Seguimos paso a paso, latido a latido, las declaraciones de estas personas, hombres y mujeres, que habían recuperado lo más preciado para todo ser humano: la libertad. Y nos quedamos sin habla, mudos de estupor, cuando Correa vociferó:

“¡Déjennos en paz!” Todo porque Ingrid Betancourt le recordó que Colombia había elegido presidente a Alvaro Uribe. Esa fue su reacción. Pequeña, mezquina, enana de espíritu, carente de lógica e inteligencia: Déjennos en paz dijo el pobre hombre. El resto del mundo le hizo caso. Abrazaba emocionado a Colombia y daba la bienvenida a la vida a Ingrid y los demás rehenes.

Si semejante exabrupto lo decía Rafael Correa, vaya y venga, pobre ignorante. Pero lo dijo el presidente de todos los ecuatorianos. Y al hablar en plural, habló a nombre de todos nosotros. Tomó en sus manos mis afectos y los de tantos ecuatorianos. Los ensució. Y en nuestro nombre dijo algo que va en contra de nuestra naturaleza humana, de nuestra decencia, de nuestro sentido nato del buen vivir. No comprende que al haber sido elegido presidente nos representa a todos. No comprende este pobre hombre que la diferencia entre un presidente y un Señor Presidente está en sobreponerse a sus bajos instintos, a sus complejos, a sus rencores. Tampoco entiende que al gobernar únicamente para el ignorante, insulta a la patria toda y le niega el derecho a progresar. Y no sabe, claro está, que más temprano que tarde seremos nosotros, hartos ya de tanta bajeza, los que diremos a voz en cuello: “¡Déjenos en paz!” Porque no sólo ha quebrantado las relaciones con Colombia, sino que además ha enervado las relaciones entre nosotros.

Pero este artículo lo escribo ahora, meses después de los acontecimientos, porque acabo de regresar de Colombia. Nos fuimos en familia y entre amigos al eje cafetero colombiano. Nos fuimos por tierra. Hablamos con su gente. Recorrimos absortos aquella belleza. Y soñamos. Soñamos que nuestro Ecuador también puede ser así de grande, de acogedor, de libre, de alegre, de próspero…

Así será cuando elijamos a un Señor Presidente. Así será”.







Monday, October 20, 2008

Obama se equivoca sobre Colombia

Por Mary Anastasia O'Grady

Tras el debate final de la semana pasada entre John McCain y Barack Obama, los medios de comunicación no perdieron tiempo en buscar los trapos sucios de Joe el Plomero. Es una pena que el mismo nivel de escrutinio no se haya aplicado a las declaraciones difamatorias que hizo Obama contra Colombia.

Joe, en caso que haya estado siguiendo la política estadounidense, es un hombre de la clase trabajadora de Toledo, Ohio, que la semana pasada entregó un resumen claro del plan económico de Obama: aumentar los impuestos para los emprendedores exitosos y utilizar el dinero para expandir los programas de asistencia social.

Joe llevó adelante lo que denomino la audacia de la veracidad. Hizo que el candidato educado en Harvard quedara mal. Por ese motivo, los medios decidieron que había que disminuir un poco su relevancia. En tanto, el cuarto poder dejó de lado cualquier discusión seria sobre la difamación que hizo Obama del mejor aliado de Estados Unidos en América Latina.

Para ser justos, es probable que Obama no se haya dispuesto a insultar a millones de colombianos el miércoles por la noche y revivir la noción del Gringo Feo que tienen muchos vecinos. Pero cuando McCain señaló que no tiene sentido oponerse al Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia, puesto que EE.UU. ya está abierto a las importaciones de Colombia y porque el acuerdo abrirá nuevos mercados para los exportadores estadounidenses en tiempos económicos difíciles, Obama no estaba bien preparado para responder.

Acudió a sus archivos mentales, en búsqueda de lo que fuera que le habían dicho que dijera sobre Colombia. Parece que encontró su disco duro lleno de los argumentos de los grandes sindicatos estadounidenses. Esto es lo que arrojó: "En este momento, la historia en Colombia", dijo, "es que los líderes sindicales han sido blancos de asesinatos, en forma consistente, y no han habido procesamientos".

McCain debería haber sonado el silbato en ese mismo instante. Levantar falso testimonio en contra de un vecino, que además es un amigo, constituye una infracción. Los asesinatos de sindicalistas en Colombia han descendido pronunciadamente en los últimos cinco años y las condenas han aumentado. Obama se equivocó. Además, McCain perdió una oportunidad de preguntarle a Obama cómo cuadra su antagonismo hacia Colombia —cuyo presidente tiene un índice de aprobación de 80%— con su promesa de apuntalar la imagen de EE.UU. en el exterior.

Un político estadounidense debería saber que no es adecuado darle un sermón sobre moralidad a Colombia. La demanda estadounidense de cocaína, que financia a lo peor de la criminalidad colombiana —incluidas las sangrientas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)—, casi ha arruinado ese hermoso país. Los colombianos, quienes han cooperado con valentía con la desafortunada "guerra a las drogas" de EE.UU., han pagado un alto precio.

Cuando el presidente Álvaro Uribe llegó al poder en agosto de 2002,Colombia era casi un Estado fallido. Ese año hubo casi 28.837 homicidios en todo el país, convirtiéndolo en uno de los lugares más peligrosos del planeta. 196 sindicalistas fueron asesinados ese año. Sus muertes estaban relacionadas a la violencia política que recorría todo el país.

Los sindicatos dominantes del sector público tienen sus orígenes en una ideología revolucionaria que comparten con las FARC. Esto los ha dejado del lado izquierdo de la violenta política colombiana durante décadas. Del otro lado se han ubicado aquellos que levantaron las armas para oponerse a la agresión de la guerrilla.

Uribe ha trabajado para restaurar la paz al fortalecer al Estado. Esto ha sido malo para ambos bandos. Pero a medida que los rebeldes han sido relegados, simpatizantes de las FARC han ido a Washington para desacreditar a su némesis. Los demócratas les han dado la bienvenida. En tanto, el número de víctimas ha caído de forma pronunciada y los miembros de los sindicatos se han beneficiado en especial de la mayor seguridad.

Como explicó un editorial de The Wall Street Journal el viernes, entre 2002 y 2007 el número de sindicalistas colombianos asesinados cayó casi un 87%. Según cualquier estándar justo, eso es progreso, en especial considerando lo que heredó Uribe. En 2000, fueron asesinados 155 sindicalistas; en 2001, 205, y en 2002, 196. Las cifras recién comenzaron a bajar cuando él tomó el timón.

En octubre de 2006, el presidente creó una unidad de investigación especial dentro de la Procuraduría General de la Nación, el organismo encargado de investigar los asesinatos de sindicalistas. La unidad comenzó a operar en febrero de 2007 y afirma que hasta agosto de este año, "se han abierto investigaciones sobre unos 855 casos" y que "se han emitido 179 medidas de detención preventiva para la seguridad, 61 casos están listos para ser enviados a la corte para ir a juicio, y 115 sospechosos han sido condenados en 75 sentencias".

Hoy en día es más seguro ser miembro de un sindicato que ser miembro de la población en general. Eso es un hecho y sería interesante saber por qué Obama se ha negado en reiteradas ocasiones a aceptarlo.

¿Acaso se debe a su fuerte dependencia de las contribuciones de campaña de la organización anti-comercio AFL-CIO (una federación de sindicatos internacionales)? O tal vez, al igual que la presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, Obama tiene una preferencia ideológica en favor de la izquierda dura colombiana. Si es lo último, entonces vale la pena preguntar si una presidencia de Obama cambiaría la política exterior estadounidense para volverla más favorable hacia insurgentes de la calaña de las FARC.

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Tola y Maruja...


Thursday, October 16, 2008

NO NOS CONSTA... POR TOLA Y MARUJA

10 de Octubre de 2008

-— Oites Maruja, ¿por qué hoy es el Día de la raza?

—¿Vos hasta qué año estudiates, Tola?

— Mi amá me sacó de segundo elemental porque no daba pie con bola.

— Con razón… Eras, como quien dice, cerrada y trancada por dentro… Mejor dicho: sos de malas pa pensar.

— Dejá de poner sebo y mejor contame por qué celebramos este día.

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— Mirá, analfabestia: En los tiempos de Cristóbal Colón los europeos dependían mucho de las especias de la India…

— ¿Especias?

— Las especias eran una especie de aliños… O sea: azafrán, cominos, triguisar… Ir por aliños desde Europa hasta la India era todo un paseo, costoso y peligroso… Entonces Colón buscó un camino más cortico, dando la vuelta.

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— Hum, si eso era pa ir por unos pinches cominos, ¿cómo sería pa buscar salsa rosada?

— Colón organizó el viaje en tres carabelas, pero casi no consigue los marineros porque nadie se le medía a semejante aventura… Por fortuna, en esos tiempos había un paro judicial en España y muchos hampones andaban libres y entonces Colón aprovechó y los enganchó.

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— Como quien dice: No les pidió hoja de vida sino sumario.

— Filipa, la esposa de Colón, insistía en acompañarlo pues sospechaba que Colón se iba a encontrar por allá quién sabe con quién… Pero Colón le dijo: Tranquila gordis que yo voy, descubro y vuelvo enseguida… Además, bebé, si la Tierra resulta cuadrada, seguramente el mar se vuelve cascada, y vos sois muy nerviosa, gatica…

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— Eh, un hombre que se despide tan cariñoso es porque tiene su embuchao.

— En todo caso La Pinta, La Niña y la Santamaría zarparon a la mano de Dios… Y pase y pase el tiempo, y nada de tierra… Entonces los marineros se rebotaron y entraron en paro y a Colón no le quedó de otra que declarar la conmoción interior.

— Pero muy querido Colón, otro tira al cabecilla del sindicato al mar.

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— Lo cierto es que la noche del 11 de octubre de 1492 divisaron ¡tierra!… Y en la mañana Colón descubrió un territorio que él creyó que era la India, porque vio una nativa muy parecida a Indira Gandhi.

— ¿Y cómo lo recibieron los indios?

— Al principio, muy asustados, porque los indios no conocían los caballos… Pero Colón los tranquilizó demostrándoles sus habilidades de chalán y mandó traer un tinto pa que los indios vieran que no se le derramaba.

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— Debió ser mucha la impresión de los pobres indios viendo a esos tipos barbudos y armados.

— Los asustó más que todo fue el “tonito” de los españoles, que llegaron hablando golpiao y preguntando por el oro.

— Tan metalizados… En vez de preguntar por la chicha, el noni, artesanías…

— En todo caso, cuando menos pensaron, los indios estaban sin tierra y huyendo desplazados pa las ciudades… Cuentan que partía el alma ver al cacique Nutibara pidiendo limorna en Medellín, en la acera del hotel Nutibara.

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— Oites Maruja, ¿entonces qué tenemos que agradecerle a los españoles por habernos descubierto?

— Ellos nos trajeron muchas cosas: un idioma pa maltratar, las castañuelas… Los curas, los abogados, los notarios, la columnista Salú Hernández…

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— Ole Maruja, me dejás descrestada con todo lo que sabés de historia…

— Es que yo oigo mucho a Diana Uribe, más conocida como Diana Gúgol.

— Pero decime una cosa, Maruja, ¿vos hubieras preferido que Colón no nos descubriera?

— Ay, Tola, esa es una discusión vicentina.

— ¿Vicentina?

— Viene de Vicente, un español que discutía carajadas...



Fuente: www.elspectador.com ©

Wednesday, October 08, 2008

Se buscan donantes de Sangre

Mario Alberto Duque Cardozo
El Colombiano

LA CRUZ ROJA alertó la poca cantidad de unidades con las que cuenta su banco de sangre. Sin embargo, los siete que hay en la ciudad indican que aún hace falta cultura de la donación.

Al culminar cada año, Antioquia tiene una demanda insatisfecha de 23.000 unidades de sangre. Es cierto que la cifra era más alta hace unos años, sin embargo aún hace falta cultura en la donación de este líquido vital.

La alerta, esta vez, la enciende la Cruz Roja, seccional Antioquia, al señalar la urgente necesidad de captar unidades para su banco de sangre. Una advertencia que llega justo para noviembre y diciembre, dos meses que son de alta demanda de sangre, pero con menor donación.

Juan Camilo Olarte, su director, señaló que hay escasez. "Hemos estado captando, hacemos campañas, pero ha estado floja la captación. No hemos tenido, ni siquiera, para suplir las necesidades de la ciudad".

El banco de sangre de la Cruz Roja es de apoyo. Es decir, lo que recibe se distribuye en la ciudad y el departamento, "pero no nos está alcanzado para suplir a las clínicas y hospitales que no tienen banco de sangre propio", insiste Olarte.

Pero no es un asunto exclusivo de esta institución. Para el director del banco de sangre del Hospital Universitario San Vicente de Paúl, Carlos Arturo Vallejo Ríos, en el país la cultura de la donación de sangre es muy pobre.

En este momento en su banco, dice, están precisos.

"Aún la gente no tiene interiorizado en sus hábitos de vida donar sangre de manera voluntaria, altruista y repetitiva", opina.

Eso sí, reconoce que hubo una mejora en los últimos años, pero que aún se está lejos de estándares que tienen otros países, donde el mensaje ya se entendió como un deber ciudadano.

A la caza de donantes

En el departamento hay nueve bancos de sangre. Uno en Rionegro, otro en Apartadó y los siete restantes en Medellín.

Y son estos los que buscan a los donantes, los que los invitan a ser solidarios. Porque en Colombia, un porcentaje muy importante de donantes de sangre es de reposición.

Sergio Jaramillo, director del banco de Sangre del Hospital Pablo Tobón Uribe, señala que Medellín ha mejorado en la obtención de donantes voluntarios, pero con la estrategia de los bancos de buscarlos.

Allí, ayer en la mañana según comentó su director, faltaba un componente, que se llama plaquetas y un grupo en especial que es el O negativo.

"Aún nos falta que ese donante repita donación y que quienes no han donado, lo hagan", opina este especialista.

En igual línea se pronuncia la directora del banco de sangre de la Clínica Cardiovascular, Mónica Blandón Barreneche.

"Apenas estamos aprendiendo. Aquí hay mucha gente que puede hacerlo, pero no lo hace".

Lo ideal, indica Vallejo Ríos, es que haya entre 20 0 30 donantes por cada 1.000 habitantes. Colombia está alrededor de los 15 por cada mil.

"La Organización Mundial de la Salud estima que, por lo menos para considerar que hay cultura de donación, los donantes deberían repetir dos o tres veces al año", agrega.

Las cifras, sin embargo, pueden resultar insuficientes, como lo reconoce el mismo Jaramillo, porque frente a una catástrofe, pues se requerirían más unidades.

"En el terremoto de Armenia, por ejemplo, en día y medio recolectamos lo que se hacía en un mes: alrededor de 500 unidades", recuerda el director del banco de sangre del San Vicente.

Pero, teniendo en cuenta la población que hay en la ciudad, son pocos los donantes. "Falta que muchas personas se acerquen a los bancos de sangre", cree Olarte.

Lo ideal es que no se tenga que esperar un incidente de estas magnitudes para contar con la solidaridad de la gente. "La consecución de sangre es una lucha del día a día", anota Jaramillo.

Contexto

Dónde, cómo y cuándo donar

En Medellín hay siete bancos de sangre y en cualquiera de ellos se puede hacer la donación. Estos son: Hospital General de Medellín, Hospital Universitario San Vicente de Paúl, Clínica Cardiovascular, Clínica Las Américas, IPS Universitaria León XIII, Clínica del Rosario y la Cruz Roja.

¿A cuál ir? Al que le parezca más cómodo, pues la solidaridad del que dona es la misma de quien recibe la sangre, ya que entre las instituciones se "prestan" las unidades necesarias.

Para ser donante solo se necesita ser mayor de 18 y menor de 65.

El día de la donación se debe estar en buen estado de salud. Si se tiene fiebre o gripa o indisposición, es mejor dejarlo para después.

Es necesario tener una pareja sexual estable los últimos seis meses y no haber sufrido de hepatitis.

Claro, a esto se suman unas pruebas que se hace a la sangre que se dona.

Tras donar, las primeras seis horas no se deben hacer grandes esfuerzos y se aconseja tomar mucho líquido.

Contexto

1. Donar sangre engorda: falso.
No hay asidero científico para esta afirmación. Pero sí ocurre que muchos, para recuperarse, salen a comer en cantidades innecesarias.

2. Puedo contagiarme de alguna enfermedad: mentira.
El riesgo es inexistente, pues los materiales usados en la donación se usan solo una vez y luego se eliminan.

3. Del tipo más común (O+) no hace falta donar, porque es de la que menos se necesita: Falso.
Al contrario, todos los tipos de sangre son necesarios en los bancos de sangre.

4. Es extenuante y debilita: No es cierto.
El proceso de donación dura 15 minutos y solo se saca un 10 por ciento del contenido del cuerpo que se recupera fácilmente.